Homenaje a Alain-Fournier[1]
Estrellas rojas y blancas nacían de tus manos.
Era un atardecer de hace más de sesenta años
Era en 189... en La Chapelle d'Aiguillon
Eran las estrellas eternas del cielo de la adolescencia
En la noche apagaste las lámparas
Para que halláramos los caminos perdidos
Los caminos que nos llevan hacia el cuarto en donde hay un laúd roto
Hacia una caballeriza ruinosa y un granero de fiesta
En donde se reúnen niños y ancianos que lo perdonan todo.
Pues lo que importa no es la luz que encendemos día a día
Sino la que alguna vez apagamos
Para guardar la memoria secreta de la luz
Lo que importa no es la casa de todos los días
Sino aquélla oculta tras un recodo de los sueños.
Lo que importa no es el carruaje
Sino sus huellas descubiertas por azar en el barro
Lo que importa no es la lluvia
Sino su recuerdo tras los ventanales del pleno verano.
Te encontramos en la última calle de una aldea del sur:
Eras un vagabundo de barba crecida con una niña en brazos
Era tu sombra ––la sombra del desaparecido en 1914 en Bois St Rémy––
Que se detenía con nosotros
A mirar a los niños que fuimos
Jugando a los bandidos igual que en cualquier pueblo del mundo
O persiguiendo a los gansos bajo una cansada llovizna
O ayudando a sus madres a desvainar arvejas
Mientras las nubes pasaban como al entierro de una desconocida ––la única que nos hubiese de verdad amado––
Anochecía
Cuando se rompió la dura corteza de las apariencias
Y surgieron la casa solariega rodeada de glicinas cansadas de su propia belleza, una campana llamando a la fiesta, una muchacha paseando en un parque con un libro centenario en las manos
La realidad secreta brilló como un fruto maduro.
Estábamos en la última calle de un pueblo del sur
Empezaron a encenderse luces
Los niños entraron a sus casas. Oímos el silbido de un
titiritero llamándote
Luego desapareciste
Diciendo: "No hay casa, ni padres, ni amor; sólo compañeros de juego"
Y todas las luces se apagaron
Para que sólo brillaran en el cielo de la adolescencia
Las estrellas rojas y blancas nacidas de tu mano en un atardecer aldeano de 189...
Jorge Teillier, Los trenes de la noche y otros poemas. Ediciones de la Revista Mapocho. 2.2 (1964)
[1] Alain-Fournier es el seudónimo del escritor francés Henri Alban Fournier (1886-1914), muerto en combate en Verdun durante la Primera Guerra Mundial.