El GROTESCO en el dominio del teatro


La palabra data del Renacimiento y designa dibujos o pinturas que representan objetos o personajes fantásticos y conocidos por decorar grutas. 

Noción literaria, cultural, teatral, el grotesco sobrepasa el dominio del teatro.  Quienes teorizaron sobre él fueron Víctor Hugo (“Prefacio” de Cromwell) y Mikhail Bakhtine, en sus obras sobre Dostoievsky y Rabelais.

1)  El grotesco no es sólo un género o una forma, sino una contra-cultura – como lo muestran Hugo y Bakhtine -, cuyo itinerario está jalonado con los nombres de Aristófanes y Lucien, en la Antigüedad, y en el Renacimiento “tres Homeros bufones, Cervantes, Shakespeare, Rabelais” (Hugo, “Prefacio” de Cromwell);  contra-cultura que consiste en “hacer brincar a Sganarelle alrededor de Don Juan y arrastrarse a Mefistófeles a los pies de Fausto” (íbid).  Bakhtine hace notar con precisión que el grotesco está ligado a través de la historia al momento del carnaval,  es decir, al momento en que el pueblo, por un instante, se libera de las sujeciones y se despega del yugo.  Soberano popular y bufón, el rey del carnaval es coronado y luego destronado:  en el grotesco aparece la presencia del pueblo, más o menos oculta.

2)  Consecuencias literarias:  manifestación de las categorías de lo bello, de la razón (inversión de lo racional por las categorías de lo horroroso y de lo fantástico), presencia del cuerpo en oposición a las visiones idealistas del arte, presencia de lo que Bakhtine llama el “material bajo”.  El carácter subversivo del grotesco tiene por consecuencia lo que él denomina el dialogismo, es decir, la presencia simultánea del pensamiento dominante y de su negación:  de ahí la figura retórica fundante del grotesco, el oximoron, presencia en el mismo lugar de determinaciones opuestas, que hace estallar toda visión conformista y tranquilizadora del mundo.  La caída en el siglo XVI de la visión jerárquica y teocéntrica, y más tarde, en el siglo XIX, la presencia de un mundo socioeconómico que se volvió muy complejo, “indigesto”, condujeron a la resurrección del grotesco, como bien lo planteó Kleist (Sur la marionnette).

3)  El grotesco en el teatro se manifiesta en personajes como el criado revoltoso o el bufón de la corte, pero sobre todo por lo que Bakhtine llama las “uniones desacertadas”, copresencia de personajes opuestos, o, en el mismo personaje, de determinaciones opuestas:  lacayos enamorados de una reina (Ruy Blas) o loco de corte regicida (El rey se divierte, Lorenzaccio).  En la acción, el grotesco resulta de la yuxtaposición de opuestos de grandes personajes y acciones vulgares.  En cuanto a lo cómico grotesco, es de naturaleza particular:  no, como se cree, la yuxtaposición de lo cómico y lo trágico, sino la mezcla y la reversibilidad de la risa y de la muerte; lo cómico proviene entonces de la destrucción y allí reenvía sin piedad.

Tomado de:  Anne Ubersfeld, Diccionario de términos claves del análisis teatral.  Buenos Aires: Galerna, 2002.  61-62